algo nuevo ha llegado, es malo y ha venido para quedarse. En la capital de Berlín, justo, exacto en Junio, viví por primera vez esa misma sensación. Estaba casi en shock, abrasado por dentro y termicamente normal por mi epi-(blas(no))-dermis
al final y con la caída del tiempo, las hojas y más cosas, llegué a la certera (para mí) conclusión de que Berlín era una ciudad radiactiva. Ilusamente lo achaqué a las miles de toneladas de bombas que se sembraron en el negoci de la gueeerra
pero...No
no, no. Esto va de otra pasta muy, pero que muy diferente...
ha llegado él, el DESTRUCTOR
© Áles
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